logo-tolmo-minateda

Un abrigo centenario

El descubrimiento de las pinturas rupestres del Abrigo Grande de Minateda se produjo en los primeros meses de 1914. Desconocemos la fecha exacta, aunque probablemente sucediese en el mes de mayo, puesto que el mes siguiente Federico de Motos envió una carta con la noticia del hallazgo al abate Henri Breuil, el conocido después como el “papa de la Prehistoria”. Este presbítero francés consagró casi toda su vida al estudio de las manifestaciones gráficas prehistóricas en todo el mundo y fue él quien se encargó de poner en conocimiento el hallazgo.

En 1914 Europa entera se debatía en el clima prebélico que poco después daría inicio a la Primera Guerra Mundial. La misiva de Motos debió ser recibida por Breuil aproximadamente un mes antes de que se produjese el fatídico atentado de Sarajevo, y con él la sangría que asoló Europa hasta 1918. La respuesta de Breuil fue rápida, pero los preparativos de su viaje para verificar de primera mano la importancia del descubrimiento se prolongaron más de lo que ambos hubieran deseado. Breuil había sido movilizado y no conseguiría desplazarse a España hasta ser declarado no apto para el servicio activo.

abrigo
breuilok

La llegada de Breuil a la estación de ferrocarril de Hellín se produjo en abril de 1915. Don Federico le había indicado que en aquel paraje se conservaban unas pinturas equiparables, en su opinión, a las de Altamira. El Abrigo Grande, poblado con varios centenares de pinturas rupestres de estilos levantino y esquemático, se situaba en la misma comarca en la que se habían descubierto pinturas levantinas en Cueva de la Vieja (Alpera, Albacete) en 1910, Cueva de Tortosillas (Ayora, Valencia), también en 1910, y Cantos de Visera (Yecla, Murcia), en 1913. Estos descubrimientos eran los primeros que se realizaban fuera del valle del Ebro, donde el arte levantino se había descubierto en 1903 en el barranco de Calapatá, seguido por el hallazgo de la Roca dels Moros (El Cogul, Lérida) en 1908. Minateda destacaba entre todos ellos por el gran número de figuras, muy superior al de estos otros yacimientos, y la diversidad de los tratamientos estilísticos de las figuras.

Pero el descubrimiento no había sido casual. Breuil, a raíz de los hallazgos que se estaban produciendo en el sudeste peninsular, comenzó a promover la búsqueda de lugares semejantes en toda la comarca. La influencia del francés era ya enorme por aquel entonces, y había establecido una red de colaboradores por toda la Península que le mantenían informado de cualquier descubrimiento. Aquellas búsquedas eran financiadas con fondos de diversos donantes franceses, con los que se pagaban los servicios de los prospectores. Uno de ellos, Juan Jiménez Llamas, natural de Vélez Blanco (Almería), sería el encargado de realizar el descubrimiento del Abrigo Grande y de algunos de los abrigos menores.

Jiménez Llamas trabajaba como peón agrícola al servicio de Federico de Motos, también natural de Vélez Blanco. Este farmacéutico apasionado por la arqueología había entrado en contacto con el abate Breuil en 1911, durante la visita que éste realizó a la Cueva de los Letreros de Vélez Blanco.

A partir de ese momento, Motos se convirtió en su principal colaborador en el sudeste de la Península. A petición de Breuil, Federico de Motos envió a Jiménez Llamas a Alpera en mayo de 1914, lugar donde debía reunirse con el francés y con el arqueólogo británico Miles Burkitt para acompañarlos en la revisión de los lugares con arte rupestre descubiertos en Alpera y Yecla. Las órdenes que Motos le había dado a Jiménez Llamas fueron que tras la visita se volviera a Vélez Blanco andando y revisando lugares que pudiesen acoger arte rupestre. Según se deduce de la correspondencia que cruzaron Motos y Breuil, para el prospector Llamas aquellas exploraciones debieron ser arduas y le debieron causar un importante quebranto económico, que más adelante se le compensaría con el dinero que el francés giraría a Motos. Juan Jiménez Llamas, durante aquel viaje de retorno a Vélez Blanco, acertó a pasar por Minateda y descubrió las pinturas. Unos días después, el 9 de junio de 1914, Motos se lo comunicaría por carta a Breuil, quien le contestó solicitándole más información el día 13. La excitación del momento había hecho que don Federico se olvidase de mencionarle la localización del hallazgo, lo que solucionó en una carta más extensa que le remite el día 18. En esta misiva Motos deja entrever que ya había verifcado in situ el descubrimiento del Abrigo Grande, pero no de los conjuntos menores, que sólo conoce por las descripciones de Juan Jiménez.

plano breuil

Las circunstancias de la Gran Guerra retrasaron la llegada de Breuil a Hellín hasta el mes de abril de 1915. Motos y Jiménez Llamas debían esperarle en la estación de Hellín adonde llegaría en el tren correo pro-cedente de Madrid. Federico de Motos debió recibir entonces el encargo de difundir el hallazgo, lo que realizó mediante cartas a dos de los personajes más infuyentes en la Arqueología del momento: Eduardo Hernández-Pacheco, director de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas (CIPP) y el marqués de Cerralbo, jefe del partido carlista y promotor de gran parte de las exploraciones arqueológicas llevadas a cabo en España a principios del siglo XX.

calco

Breuil trabajó durante un mes en las pinturas rupestres del Abrigo Grande, y en las descubiertas en los abrigos de la Higuera en el barranco de La Mortaja y Canalizo del Rayo. El resultado de aquel trabajo se publicó en 1920 y en él Breuil desarrolló una compleja secuencia de fases  superpuestas que le sirvió para interpretar la cronología general del arte  levantino. Del conjunto principal realizó calcos en color a mano alzada que no llegaron a publicarse en la monografía que tenía preparada sobre Minateda. También sabemos que en la Rinconada de Canalizo del Rayo hizo arrancar una figura de cierva “aislada y mediocre” de estilo levantino y que  depositó en el Instituto de Paleontología Humana de París.

En 1916 miembros de la CIPP realizaron una visita al abrigo en la que se tomaron las fotografías existentes en la actualidad en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, y que debieron ser realizadas por Francisco Hernández-Pacheco. Su padre, Eduardo Hernández-Pacheco debió visitarlas entonces también, pero su visita más importante la realizó entre 1920 y 1924, momento en que el dibujante de la CIPP, Francisco Benítez Mellado, llevó a cabo los calcos con los que Hernández-Pacheco rechazó la interpretación de animales de fauna fría paleolítica que había defendido Breuil en su publicación de 1920.

A partir de aquel momento, el Abrigo Grande de Minateda y la propuesta de Breuil se convirtieron en una referencia ineludible, tanto para sus defensores como para sus detractores. Breuil insistió en sus ideas hasta los últimos años de su vida, pero poco a poco las fue matizando. Los abrigos de Canalizo del Rayo y del barranco de la Mortaja los incluyó en su magna obra sobre el arte esquemático en España publicada a mediados de los años 30.

minateda

La complejidad del friso y sus problemáticas de conservación no impidieron diversos intentos de revisión de las propuestas realizadas por Breuil.

Eduardo Ripoll trató de volver a analizar las superposiciones pero desistió del intento mientras el abrigo no fuese limpiado de las concreciones que dificultaban la visión de las pinturas. No obstante, sugirió que las fases de  Breuil habría que reducirlas a la mitad. También Francisco Jordá trató de reordenar la secuencia del investigador francés.

A principios del siglo XXI la empresa volvió a ser abordada por Mauro Hernández y su equipo, de la Universidad de Alicante, y por el grupo liderado por Martí Mas, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Los resultados de estos trabajos solo han sido publicados de forma parcial y estos nuevos calcos son los que actualmente son utilizados para estudiar e interpretar estas pinturas. En todo caso fueron realizados antes de que la limpieza efectuada por Eudald Guillamet y Laura Ballester devolvieron las pictografías a un estado similar al que se encontraban cuando fueron descubiertas por Jiménez Llamas.

crossmenu