Cañada de Agra es una pedanía situada a seis kilómetros al sur del casco urbano de Hellín, junto a la carretera que une Hellín con Nava de Campaña. Se trata de un poblado de colonización declarado Bien de Interés Cultural, que destaca por la brillantez y el acierto en el desarrollo de su planteamiento arquitectónico. La calidad en la ejecución de las viviendas, la riqueza espacial de sus espacios públicos y la cuidada vegetación hacen de este pueblo un lugar lleno de vida que goza de un buen estado de conservación. En este poblado se logra, con sistemas constructivos sencillos, conseguir acabados duraderos y de gran calidad técnica y estética.
La construcción de este poblado fue encargada por el Instituto Nacional de Colonización para la zona regable del canal de Hellín, en noviembre de 1957. El arquitecto José Luis Fernández del Amo se encargó de dar forma al proyecto en el año 1962, y su actuación marcará un antes y un después en la arquitectura de los poblados de colonización. Comprende 80 viviendas para colonos de patrimonio familiar con sus correspondientes dependencias agrícolas y 24 viviendas para colonos obreros. A estas viviendas hay que sumar la iglesia con sacristía, baptisterio, almacén, despacho y local de Acción Católica; escuela y tres viviendas para maestros. El pueblo se rodea por una vía de circunvalación que separa el poblado en sí de las parcelas de cultivo y de la que parten los accesos a las viviendas, que se proyectan en fondo de saco para mantener una zona central libre de tráfico destinada a ubicar los distintos edificios públicos. Este núcleo se desarrolla en torno a una plaza porticada con el ayuntamiento, la clínica, el edificio social y las tiendas.
Al costado sur y fuera de este núcleo se erigen los hogares rurales y la Hermandad Sindical, en una zona de topografía más compleja. Al norte de esta misma zona central y en su parte más elevada se alzan las escuelas a distintos niveles, con un entorno de superficies arboladas. En un lugar más recogido al oeste, sobre una cota dominante, se encuentra el conjunto parroquial, mientras que las viviendas se disponen agrupadas por manzanas que se adaptan a las curvas de nivel del terreno.
La cimentación de las viviendas es de hormigón en masa y los muros son de mampostería ordinaria en la planta baja, con la piedra rejuntada con mortero de cemento. Aunque en el proyecto original estaba previsto encalar el cemento, finalmente se optó por mezclarlo con tierra, dando lugar al color terrizo tan característico de este poblado. Las calzadas son de asfalto, los acerados de empedrado de cantos rodados y la carpintería es de pino pintada de color verde.
Mención especial merece la iglesia, pieza experimental en la que intervinieron un nutrido grupo de artistas. La influencia de la iglesia de Ronchamp de Le Corbusier se deja ver en la planta, en la resolución de la cubierta con un falso techo interior curvado y la iluminación lateral del presbiterio a través de las vidrieras.
Antonio Failde esculpió el San Isidro de piedra que se conserva en el exterior y de los Talleres Granda salieron la talla de madera de San José y el bajorrelieve con la representación del bautismo. Las vidrieras del presbiterio y del lateral de la nave fueron realizadas por Antonio Hernández Carpe, quien también se ocupó de la azulejería del baptisterio y del porche. Sobresale el altar con azulejos cerámicos obra de Arcadio Blasco.